Los cascos están diseñados para absorber únicamente UN impacto. Después de haber sufrido cualquier impacto, el forro absorbente del casco habrá dispersado la energía de ese impacto, se habrá compactado y, por tanto, ya no se deberá utilizar. Incluso si no hay daños VISIBLES en la parte exterior del casco, el casco deja de cumplir su función después de un impacto.